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DOMINGO 01 DE AGOSTO: "EL DIA EN EL QUE CERRARON LAS PUERTAS"
Que diferente esta todo. Las calles de Asunción están mustias y
solitarias, pareciera que todo se detuvo por un momento, esperando
despertar de una pesadilla.
El silencio aturde, ensordece, y el aire que se respira es un aire de
agonias. Los rostros ardiendo se apoderaron de los vientos y nos dieron
parte en dolor de su muerte.
En el denso silencio, solo se escuchan los gritos de nuestros amigos, de
nuestros vecinos, de la abuela con los regalos, del chico del carrito, del
señor de las verduras, de nuestra gente, de nuestro pueblo suplicando por
un segundo más, un segundo solamente, para intentar salvar sus vidas de la
furioza llama de la muerte.
Eran ! familias enteras en un domingo de supermercado preparando el
entrañable almuerzo familiar, eran festejos, eran madres y padres llevando
con amor el sacrificio de todo un mes a la casa, eran niños eligiendo
lápices de colores para las tareas de la escuela, eran madres eligiendo las
mejores verduras para sus hijitos, eran niños deseando impactados unos
juguetes, eran sueños, eran proyectos, eran vidas.
Creo que se los puede escuchar aún: - ¿Mamá por qué cerraron las puertas?-
¡Señor no queremos robarle, es que nos cuesta respirar, es que nos lastima
el fuego! - ¡Cuidado, no pisen a la niña! - ¡ Abra Señor, mis hijos me
esperan!- ¡Abra Señor mi familia esta adentro! -¿Papá?- ¿Mamá que pasa? -
¡ Señora siga caminando! - ¡Abuelo no te mueras!-¡Abra por favor! , gritos
que retumban en nuestros oidos y no nos dejaran olvidar el dia que se cerraron las puertas a sus vidas.
Más de trescientos cuerpos presos en una lujosa y moderna trampa de muerte, trampa de colores con olor a pan fresco, caldera con ductos de aire acondicionado, templo mezquino de fieles ingenuos.
Estuvimos con ellos, quisimos defenderlos, quisimos ayudarles a respirar,
tiramos piedas contra la trampa y rompimos sus ventanas, abrimos huecos en
las paredes de la trampa, pero la trampa era demasiado fuerte y el fuego traicionaba a su favor.
Hoy hay puestos de trabajos vacios, hoy hay sillas en las guarderias
vacias, hoy faltan abrazos de madres, hoy faltan consejos de abuelos, hoy
falta alguien que empuje la hamaca, hoy sobra un plato en la mesa, hoy
falta una canción, hoy falta uno en el equipo de fútbol, hoy faltan los que
cayeron en la trampa.
Familias enteras se enfrentaron al fuego tomados de los brazos, otras
personas lo hicieron abolutamente solas, ancianos, jóvenes, niños, pero
todos estaban unidos en un solo grito que hizo temblar la tierra y la
trascendió, dando testimonio del dolor, la desesperación, la impotencia,
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ABRAN LAS PUERTAS!!!!!!!!!!!!". Se abrieron las puertas del Cielo.
DOMINGO 01 DE AGOSTO: "EL DIA EN EL QUE CERRARON LAS PUERTAS"
Que diferente esta todo. Las calles de Asunción están mustias y
solitarias, pareciera que todo se detuvo por un momento, esperando
despertar de una pesadilla.
El silencio aturde, ensordece, y el aire que se respira es un aire de
agonias. Los rostros ardiendo se apoderaron de los vientos y nos dieron
parte en dolor de su muerte.
En el denso silencio, solo se escuchan los gritos de nuestros amigos, de
nuestros vecinos, de la abuela con los regalos, del chico del carrito, del
señor de las verduras, de nuestra gente, de nuestro pueblo suplicando por
un segundo más, un segundo solamente, para intentar salvar sus vidas de la
furioza llama de la muerte.
Eran ! familias enteras en un domingo de supermercado preparando el
entrañable almuerzo familiar, eran festejos, eran madres y padres llevando
con amor el sacrificio de todo un mes a la casa, eran niños eligiendo
lápices de colores para las tareas de la escuela, eran madres eligiendo las
mejores verduras para sus hijitos, eran niños deseando impactados unos
juguetes, eran sueños, eran proyectos, eran vidas.
Creo que se los puede escuchar aún: - ¿Mamá por qué cerraron las puertas?-
¡Señor no queremos robarle, es que nos cuesta respirar, es que nos lastima
el fuego! - ¡Cuidado, no pisen a la niña! - ¡ Abra Señor, mis hijos me
esperan!- ¡Abra Señor mi familia esta adentro! -¿Papá?- ¿Mamá que pasa? -
¡ Señora siga caminando! - ¡Abuelo no te mueras!-¡Abra por favor! , gritos
que retumban en nuestros oidos y no nos dejaran olvidar el dia que se cerraron las puertas a sus vidas.
Más de trescientos cuerpos presos en una lujosa y moderna trampa de muerte, trampa de colores con olor a pan fresco, caldera con ductos de aire acondicionado, templo mezquino de fieles ingenuos.
Estuvimos con ellos, quisimos defenderlos, quisimos ayudarles a respirar,
tiramos piedas contra la trampa y rompimos sus ventanas, abrimos huecos en
las paredes de la trampa, pero la trampa era demasiado fuerte y el fuego traicionaba a su favor.
Hoy hay puestos de trabajos vacios, hoy hay sillas en las guarderias
vacias, hoy faltan abrazos de madres, hoy faltan consejos de abuelos, hoy
falta alguien que empuje la hamaca, hoy sobra un plato en la mesa, hoy
falta una canción, hoy falta uno en el equipo de fútbol, hoy faltan los que
cayeron en la trampa.
Familias enteras se enfrentaron al fuego tomados de los brazos, otras
personas lo hicieron abolutamente solas, ancianos, jóvenes, niños, pero
todos estaban unidos en un solo grito que hizo temblar la tierra y la
trascendió, dando testimonio del dolor, la desesperación, la impotencia,
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ABRAN LAS PUERTAS!!!!!!!!!!!!". Se abrieron las puertas del Cielo.
DOMINGO 01 DE AGOSTO: "EL DIA EN EL QUE CERRARON LAS PUERTAS"