Que tal amigos, espero que todos esten muy bien y creciendo como la madre. Un saludo a nuetros altruistas quenepo, genomin, ramboyeyo, pajaro loco, dei, alexis, manny, beto gt, como un camión, goering, musixtc, al demonio azul, a nuestra dama del foro nikkita, al filántropo y curador de nuestros males muscle doc, y a todos los demás, les pido disculpas por omitir sus nombres, pero la lista sería muy larga. He estado leyendo todos los posts, pero no me había atrevido a postear. Me encontre con la triste noticia del deceso del padre de pajarin, por lo que pájaro de todo corazón te mando mi más sentido pésame, y que dios te dé la paz que necesitas.
Revisando algunos archivos, me encontre con una carta que bajé de la red hace algún tiempo, la cual se presta a reflexión de la situación en torno a la guerra y a la incomformidad de nuestro amigo pájaro. Esta carta la escribe uno de los principales escritores latinoamericanos, colombiano, el señor Gabriel García Márquez dirigida al Presidente George W. Bush, en alusión a los atentados del 11 de septiembre del 2001 (derrumbe de las Torres Gemelas).
Cómo se siente? ¿Cómo se siente ver que el horror estalla en tu patio y no en el living del vecino?
¿Cómo se siente el miedo apretando tu pecho, el pánico que provocan el ruido ensordecedor, las llamas sin control, los edificios que se derrumban, ese terrible olor que se mete hasta el fondo en los pulmones, los ojos de los inocentes que caminan cubiertos de sangre y polvo?
¿Cómo se vive por un día en tu propia casa la incertidumbre de lo que va a pasar? ¿Cómo se sale del estado de shock? En estado de shock caminaban el 6 de agosto de 1945 los sobrevivientes de Hiroshima. Nada quedaba en pie en la ciudad luego que el artillero norteamericano del Enola Gay dejara caer la bomba. En pocos segundos habían muerto 80.000 hombres mujeres y niños. Otros 250.000 morirían en los años siguientes a causa de las radiaciones.
Pero ésa era una guerra lejana y ni siquiera existía la televisión.
¿Cómo se siente hoy el horror cuando las terribles imágenes de la televisión te dicen que lo ocurrido el fatídico 11 de septiembre no pasó en una tierra lejana sino en tu propia patria? Otro 11 de setiembre, pero de 28 años atrás, había muerto un presidente de nombre Salvador Allende resistiendo un golpe de Estado que tus gobernantes habían planeado. También fueron tiempos de horror, pero eso pasaba muy lejos de tu frontera, en una ignota republiqueta sudamericana. Las republiquetas estaban en tu patio trasero y nunca te preocupaste mucho cuando tus marines salían a sangre y fuego a imponer sus puntos de vista.
¿Sabías que entre 1824 y 1994 tu país llevó a cabo 73 invasiones a países de América Latina? Las víctimas fueron Puerto Rico, México, Nicaragua, Panamá, Haití, Colombia, Cuba, Honduras, República Dominicana, Islas Vírgenes, El Salvador, Guatemala y Granada.
Hace casi un siglo que tus gobernantes están en guerra. Desde el comienzo del siglo XX, casi no hubo una guerra en el mundo en que la gente de tu Pentágono no hubiera participado. Claro, las bombas siempre explotaron fuera de tu territorio, con excepción de Pearl Harbor cuando la aviación japonesa bombardeó la Séptima Flota en 1941. Pero siempre el horror estuvo lejos.
Cuando las Torres Gemelas se vinieron abajo en medio del polvo, cuando
viste las imágenes por televisión o escuchaste los gritos porque estabas
esa mañana en Manhattan, ¿pensaste por un segundo en lo que sintieron
los campesinos de Vietnam durante muchos años? En Manhattan, la gente
caía desde las alturas de los rascacielos como trágicas marionetas. En
Vietnam, la gente daba alaridos porque el napalm seguía quemando la
carne por mucho tiempo y la muerte era espantosa, tanto como las de
quienes caían en un salto desesperado al vacío.
Tu aviación no dejó una fábrica en pie ni un puente sin destruir en Yugoslavia. En Irak fueron 500.000 los muertos. Medio millón de almas se llevó la Operación Tormenta del Desierto...¿Cuánta gente desangrada en lugares tan exóticos y lejanos como Vietnam, Irak, Irán, Afganistán, Libia, Angola, Somalia, Congo, Nicaragua, Dominicana, Camboya, Yugoslavia, Sudán, y una lista interminable?
En todos esos lugares los proyectiles habían sido fabricados en factorías de tu país, y eran apuntados por tus muchachos, por gente pagada por tu Departamento de Estado, y sólo para que tu pudieras seguir gozando de la forma de vida americana.
Hace casi un siglo que tu país está en guerra con todo el mundo.
Curiosamente, tus gobernantes lanzan los jinetes del Apocalipsis en nombre de la libertad y de la democracia. Pero debes saber que para muchos pueblos del mundo (en este planeta donde cada día mueren 24.000 pobladores por hambre o enfermedades curables), Estados Unidos no representa la libertad, sino un enemigo lejano y terrible que sólo siembra guerra, hambre, miedo y destrucción. Siempre han sido conflictos bélicos lejanos para ti, pero para quienes viven allá es una dolorosa realidad cercana, una guerra donde los edificios se desploman bajo las bombas y donde esa gente encuentra una muerte horrible. Y las víctimas han sido, en el 90 por ciento, civiles, mujeres, ancianos, niños efectos colaterales.
¿Qué se siente cuando el horror golpea a tu puerta aunque sea por un sólo día? ¿Qué se piensa cuando las víctimas en Nueva York son secretarias, operadores de bolsa o empleados de limpieza que pagaban puntualmente sus impuestos y nunca mataron una mosca?
¿Cómo se siente el miedo? ¿Cómo se siente, yanqui, saber que la larga
guerra finalmente el 11 de septiembre llegó a tu casa?
Gabriel García Márquez.
Revisando algunos archivos, me encontre con una carta que bajé de la red hace algún tiempo, la cual se presta a reflexión de la situación en torno a la guerra y a la incomformidad de nuestro amigo pájaro. Esta carta la escribe uno de los principales escritores latinoamericanos, colombiano, el señor Gabriel García Márquez dirigida al Presidente George W. Bush, en alusión a los atentados del 11 de septiembre del 2001 (derrumbe de las Torres Gemelas).
Cómo se siente? ¿Cómo se siente ver que el horror estalla en tu patio y no en el living del vecino?
¿Cómo se siente el miedo apretando tu pecho, el pánico que provocan el ruido ensordecedor, las llamas sin control, los edificios que se derrumban, ese terrible olor que se mete hasta el fondo en los pulmones, los ojos de los inocentes que caminan cubiertos de sangre y polvo?
¿Cómo se vive por un día en tu propia casa la incertidumbre de lo que va a pasar? ¿Cómo se sale del estado de shock? En estado de shock caminaban el 6 de agosto de 1945 los sobrevivientes de Hiroshima. Nada quedaba en pie en la ciudad luego que el artillero norteamericano del Enola Gay dejara caer la bomba. En pocos segundos habían muerto 80.000 hombres mujeres y niños. Otros 250.000 morirían en los años siguientes a causa de las radiaciones.
Pero ésa era una guerra lejana y ni siquiera existía la televisión.
¿Cómo se siente hoy el horror cuando las terribles imágenes de la televisión te dicen que lo ocurrido el fatídico 11 de septiembre no pasó en una tierra lejana sino en tu propia patria? Otro 11 de setiembre, pero de 28 años atrás, había muerto un presidente de nombre Salvador Allende resistiendo un golpe de Estado que tus gobernantes habían planeado. También fueron tiempos de horror, pero eso pasaba muy lejos de tu frontera, en una ignota republiqueta sudamericana. Las republiquetas estaban en tu patio trasero y nunca te preocupaste mucho cuando tus marines salían a sangre y fuego a imponer sus puntos de vista.
¿Sabías que entre 1824 y 1994 tu país llevó a cabo 73 invasiones a países de América Latina? Las víctimas fueron Puerto Rico, México, Nicaragua, Panamá, Haití, Colombia, Cuba, Honduras, República Dominicana, Islas Vírgenes, El Salvador, Guatemala y Granada.
Hace casi un siglo que tus gobernantes están en guerra. Desde el comienzo del siglo XX, casi no hubo una guerra en el mundo en que la gente de tu Pentágono no hubiera participado. Claro, las bombas siempre explotaron fuera de tu territorio, con excepción de Pearl Harbor cuando la aviación japonesa bombardeó la Séptima Flota en 1941. Pero siempre el horror estuvo lejos.
Cuando las Torres Gemelas se vinieron abajo en medio del polvo, cuando
viste las imágenes por televisión o escuchaste los gritos porque estabas
esa mañana en Manhattan, ¿pensaste por un segundo en lo que sintieron
los campesinos de Vietnam durante muchos años? En Manhattan, la gente
caía desde las alturas de los rascacielos como trágicas marionetas. En
Vietnam, la gente daba alaridos porque el napalm seguía quemando la
carne por mucho tiempo y la muerte era espantosa, tanto como las de
quienes caían en un salto desesperado al vacío.
Tu aviación no dejó una fábrica en pie ni un puente sin destruir en Yugoslavia. En Irak fueron 500.000 los muertos. Medio millón de almas se llevó la Operación Tormenta del Desierto...¿Cuánta gente desangrada en lugares tan exóticos y lejanos como Vietnam, Irak, Irán, Afganistán, Libia, Angola, Somalia, Congo, Nicaragua, Dominicana, Camboya, Yugoslavia, Sudán, y una lista interminable?
En todos esos lugares los proyectiles habían sido fabricados en factorías de tu país, y eran apuntados por tus muchachos, por gente pagada por tu Departamento de Estado, y sólo para que tu pudieras seguir gozando de la forma de vida americana.
Hace casi un siglo que tu país está en guerra con todo el mundo.
Curiosamente, tus gobernantes lanzan los jinetes del Apocalipsis en nombre de la libertad y de la democracia. Pero debes saber que para muchos pueblos del mundo (en este planeta donde cada día mueren 24.000 pobladores por hambre o enfermedades curables), Estados Unidos no representa la libertad, sino un enemigo lejano y terrible que sólo siembra guerra, hambre, miedo y destrucción. Siempre han sido conflictos bélicos lejanos para ti, pero para quienes viven allá es una dolorosa realidad cercana, una guerra donde los edificios se desploman bajo las bombas y donde esa gente encuentra una muerte horrible. Y las víctimas han sido, en el 90 por ciento, civiles, mujeres, ancianos, niños efectos colaterales.
¿Qué se siente cuando el horror golpea a tu puerta aunque sea por un sólo día? ¿Qué se piensa cuando las víctimas en Nueva York son secretarias, operadores de bolsa o empleados de limpieza que pagaban puntualmente sus impuestos y nunca mataron una mosca?
¿Cómo se siente el miedo? ¿Cómo se siente, yanqui, saber que la larga
guerra finalmente el 11 de septiembre llegó a tu casa?
Gabriel García Márquez.